Los sueños suelen ser un territorio difuso, un espacio y un lugar inasible, donde mente y espíritu acceden solo de vez en cuando. Pero en ocasiones, el velo deja un resquicio y de repente la ilusión logra materializarse. Los pescadores sabemos mucho de eso de perseguir utopías.

Un niño de 11 años pescó gigantesca carpa de 44 kg 1a1q5t
Cuando se concretó el viaje a la recóndita Rondonia y al mítico río Guaporé, los mejores anhelos empezaron a cobrar inusitada forma. El Guaporé es un curso que nace en la Serra dos Parecis en pleno Mato Grosso, y por unos 1.530 km va colectando aguas de innumerables ríos, arroyos, lagunas, pantanos y desbordes para volcar todo su caudal en el gran río amazónico Mamoré, que luego se une al Madeira para fundirse con el colosal Amazonas aguas abajo de Manaos.
Río Guaporé
Se trata de un curso de llanura, meandroso, que con los años y las crecientes estacionales de verano ha ido erosionando y cambiando su traza entre una foresta tupida e inexpugnable, dejando innumerables islotes, brazos y lagunas en forma de herradura en ambas márgenes. Ostenta aguas bastante traslúcidas, de color té, y una profusión de vida increíble.
Una parte del grupo de 10 pescadores que integramos esta expedición llegó por tierra a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y el resto lo hicimos por vía aérea. De allí, en tres pequeñas avionetas volamos por más de 500 km hacia el norte, hasta la frontera del Beni boliviano con la Rondonia brasileña. Una remota pista de aterrizaje de una base militar fronteriza boliviana fue nuestro destino.
Nota publicada en la edición 495 de Weekend, diciembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio.
www.youtube.com/embed/19bzeEpGEyE
Segunda parte
Comentarios 572n5o