Dicen que la naturaleza tiende a su autorregulación. En el noroeste de la Patagonia la introducción de truchas provocó considerables desequilibrios entre las poblaciones de peces autóctonos a comienzos del siglo XX, pero 120 años después, son las especies nativas las que parecen sobrellevar mejor las consecuencias del cambio climático. Aunque retornar a la situación anterior es imposible, las nuevas modificaciones pueden redundar en una mayor biodiversidad en lagos y ríos de la región, detalla Adrián Moyano en una nota publicada en El Cordillerano, importante portal de San Carlos de Bariloche.

Por primera vez habrá un cierre formal para la temporada de pesca en la Patagonia 5e1y6n
El portal divulgó un estudio sobre la importancia que tenían peces y moluscos en la dieta de los antiguos moradores de la isla Victoria, cuando todavía estos territorios no acusaban presencia europea alguna. Llevaron adelante la investigación, entre otros, Juana Aigo, doctora en Biología, con desempeño en el Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus), un espacio de investigación del CONICET que se originó en Puerto Madryn (Chubut). Además, la científica forma parte de una familia mapuche de gran arraigo en la zona de Ruca Choroy (Aluminé), de manera que acostumbra a matizar algunas de sus observaciones científicas con aspectos de la antigua sabiduría de su pueblo. En una entrevista con este medio citado, Aigo señalaba que antes de la introducción de las truchas había una mayor diversidad de peces nativos, entre ellos bagres, percas, pejerreyes, mojarras, lampreas y puyenes. Una mayor abundancia y diversidad en lagos y en ríos. La irrupción de las truchas generó importantes impactos sobre la población de ellos por desplazamiento de hábitat, por competencia trófica o por depredación. Esto llevó a que hoy en día se capturen menos especies nativas en ríos y lagos, siendo menor la presencia en ríos en comparación con los lagos. Las especies nativas que prevalecen son aquellas que han logrado algún nivel de adaptación o estrategia de sobrevivencia ante la presencia de las truchas: especies piscívoras pero muy generalistas también.
Juana Aigo indicó que las truchas fueron introducidas por impulso del gobierno local y científicos, entre ellos, el perito (Francisco Pascasio) Moreno, allá por 1904 para fines de pesca recreativa, en un sueño de modernización y enriquecimiento de la diversidad de peces presentes en Patagonia/Wallmapu. Pero los efectos sobre la población autóctona fueron la depredación, la competencia por la comida y el hábitat en general. Hoy en día, la naturaleza misma busca su equilibrio en un contexto moderno de cambio climático y aumento de temperaturas, las truchas muchas veces se ven desfavorecidas, ya que tienen rangos térmicos más estrechos que los peces nativos. Las poblaciones nativas han sobrevivido a glaciaciones, vulcanismos, anomalías climáticas. La perca o trucha criolla -especie nativa- se caracteriza por su gran plasticidad, es decir, su gran capacidad de adaptación a cambios ambientales. Tiene características muy particulares, por ejemplo, polimorfismo trófico: su aparato bucal es flexible y se adapta a las condiciones del ambiente, lo mismo que su color de piel, entre otras características.

Dos pescadores furtivos fueron descubiertos con más de 60 truchas en su poder 2x1047

Histórica clínica de pesca con mosca para mujeres en Picún Leufú 4ld5p
Unos 120 años después de aquella introducción irreflexiva, se da una situación de cierta justicia poética. “La naturaleza es sabia porque en algún punto, trabaja por ella misma y va encontrando su equilibrio, porque en un contexto de cambio climático se pueden ver los rangos de temperatura de preferencia y tolerancia” Ocurre que “los salmónidos siempre buscan aguas cristalinas y más frescas, con rangos estrechos de temperatura”. Como contrapartida, “nuestros peces nativos tienen rangos más amplios, entonces, ante los cambios de temperatura responden mejor que los salmónidos”, enseñó la bióloga. Así las cosas, “lo que hemos podido ver es que en algunos ambientes las truchas han estado más desfavorecidas por cuestiones de temperatura que los nativos, pero en otros los nativos se ven muy complicados y ya no están. Entonces, según las características biofísicas del ambiente, cada uno encuentra su estrategia. Mi tesis doctoral tuvo que ver con este tema”, precisó. Quizá dentro de unos años, algunas aguas de la región sean más biodiversas que en la actualidad, con más presencia relativa de bagres, percas, pejerreyes, mojarras, lampreas y puyes. Quién diría…
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