La caza de grandes animales tiene una larga historia en la Argentina: pasaron siglos desde que los conquistadores tuvieron que abatir piezas para comer hasta que de las clases altas adoptaron la costumbre europea de transformar el acto en una forma de pasatiempo. En la década de 1970, si bien la enorme mayoría de cazadores se dedicaba a las plumas, vizcachas y liebres, no eran pocos lo que optaban por dedicar sus cartuchos a jabalíes y ciervos, especialmente.
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Indisolublemente ligada a la pesca en muchas revistas y programas de radio, la caza mayor ya aparece en el primer ejemplar de Weekend, de octubre de 1972. El primer periodista especializado es una de las grandes plumas del país, Lalo Mandojana. Escribe con un lenguaje muy correcto sin ser sumamente técnico y menos aburrido.
La primera nota habla sobre la caza del guanaco, posteriormente prohibida. Le siguieron el jabalí, los ciervos, el antílope, el pecarí de Formosa… Cuando se establecen las vedas anuales, Mandojana escribe sobre cuidado de armas, cartuchos, la historia de la caza… En 1975, ediciones Fobera, que luego se transformará en Editorial Perfil, publica su libro Caza mayor en la Argentina, en una serie que se conoce como “Colección Week End”. El libro se transforma en un clásico para varias generaciones, hoy, verdadera rareza con más de 200 páginas con ilustraciones y fotos.
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Como no podía ser de otra manera cuando están involucrados seres vivos, tempranamente ya aparecen las polémicas en la revista. Mandojana escribe en 1973 la nota “Disparen contra las hembras”, donde cuestiona que esté prohibida la caza de hembras especialmente en ciervos y antílopes.
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Hugo Di Stilio suma sus relatos de caza mayor un par de años después. En la década de 1980 aparece la firma de Carlos Rebella, también autor de uno de los libros más vendidos sobre el tema. La secuencia anual muestra notas sobre la brama de los ciervos hacia el final del verano e inicio del otoño, para luego empezar con los artículos sobre caza de jabalíes, antílopes, cabras y carneros hasta el comienzo de la primavera. El puma también es objeto de algunas notas pero luego se prohíbe su caza. Durante los meses cálidos se presentan safaris a África, recarga de cartuchos, mantenimiento de la escopeta y distintos temas técnicos para prepararse para la temporada siguiente.
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La ley de Desarme de 2006-2007 genera una merma en la práctica. Las nuevas generaciones suelen juzgar que un animal muerto es totalmente inaceptable sin siquiera preguntarse si ha sido criado con ese objetivo o si se trata de una plaga que hace mucho más daño si no se la controla. Con este difícil panorama para la actividad, en julio de 2013 se suma hasta nuestros días con toda su experiencia cazadora y tiradora, Pablo Crespo, más enfocado a la presentación de nuevos modelos de armas y de técnicas de tiro. Epoca en la que también incursionaron en Weekend Horacio Gallo, como especialista en caza menor, y Luis Festa, abocado a la caza mayor, disciplina –esta última– que con el correr de los años fue perdiendo protagonismo en las páginas de la revista, pero que cada temporada se retoma con reglamentos oficiales, novedades en cartuchería y costos de los permisos.
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