Friday 23 de May de 2025
SITIOS EXTERNOS | 13-11-2015 18:49

Santa Cruz: de montaña a meseta 6c1yg

Un grupo de aventureros se animó a cruzar este majestuoso río patagónico, que atraviesa por completo, de oeste a este, la provincia homónima. Ver galería de imágenes 2ne46

Bárbara Roesler
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Los Andes australes, ese majestuoso lugar donde los hielos continentales aportan a los ríos con su lento vertido de aguas, a través del deshielo. Se trata de la principal fuente de alimentación del lago Argentino, que es en definitiva el padre del río Santa Cruz. Comienza serpenteando para abrirse paso a través de la meseta, para luego entrar en la

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desértica estepa santacruceña, caracterizada por el viento.

Viajamos junto a Martín Rivas, guía de kayakismo, y Emiliano Francisconi, especialista en logística, acompañados de un nutrido grupo de aguerridos entrerrianos, que en su afán de aventura se sumaron a la propuesta del grupo Pura Vida Ecoaventura para conocer y ser parte de esos paisajes de azules eternos.

Hacia el profundo azul 

La expedición comenzó en las cercanías de la ciudad de El Calafate, donde la ruta 40 se cruza con el río Santa Cruz, lugar conocido como Paraje Charles Fhur. Luego de un par de días de preparativos, el viento mermó y comenzamos a descender en nuestros kayaks de travesía. El río varía entre meandros y nos lleva por altos barrancos hasta

la llanura del valle. Permanentemente sorprende su temperamento inquieto, haciendo que la navegación sea minuciosa, no dejando chance a descuidos.

La primera jornada de navegación fue clave, después de tanto esperar, tantas ansias, la

incertidumbre y el desafío de un río salvaje como pocos.

A reparo del viento 

Al terminar el día nos encontramos finalmente en cercanías de la estancia La Porteña, en una pequeña península donde una alameda nos protege del viento, donde sólo con mirar el recorrido nos bastó para ser felices. Acampados, reflexionamos cómo seguir después de un día extenuante, donde el viento nos mostró cómo altera el río, volviéndolo furioso por momentos.

El segundo día fue un regalo del cielo, salimos de las carpas y nos sorprendió la ausencia

del viento. Fue increíble, pero durante toda la jornada apenas si sentimos una brisa. Relajamos, casi dejándonos llevar por la corriente, entre charlas y risas, “al garete”, como saben los pescadores, llegamos a Cóndor Cliff, lugar donde funcionaba una antigua estancia ovina, hoy obrador de una de las dos grandes represas santacruceñas, que van a formar dos inmensos lagos sobre el curso del río.

Nota publicada en la edición 518 de Weekend, noviembre de 2015. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

13 de noviembre de 2015

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