Ante un panorama de pesqueros desdibujados por las crecidas, con Matías Pavoni –referente de la zona de Esquina– acordamos probar las costas anegadas del paradisíaco río Guayquiraró, que divide las provincias de Entre Ríos y Corrientes.

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Este curso de la cuenca hidrográfica del Paraná tiene una extensión aproximada de 150 km y desemboca en el riacho Espinillo hacia el este, sobre la mítica isla Curuzú Chalí. Recibe aguas de los arroyos Sarandí, Las Mulas y Pajas Blancas. Es navegable en toda su extensión, obviamente siempre teniendo cuidado de algún obstáculo natural como pueden ser grandes camalotales, troncos, árboles y cualquier otra cosa arrastrada por su profusa corriente. Hacia el oeste es atravesado por el puente de la ruta 12, arteria principal que recorre gran cantidad de pueblos y pesqueros del Paraná, llegando inclusive hasta Posadas. Las selváticas costas del río Guayquiraró forman en muchos lugares galerías y en otros sectores riberas que invitan a pasar hermosos días de camping, comer un asado o la famosa fritanga de pescado con una vista sin igual.
Dentro de la cuenca del Guayquiraró vamos a encontrar toda la variada de este rico delta, entre la que destacamos la diversidad de bagres, grandes patíes, surubíes pintados y atigrados, palometas, sábalos, bogas y dorados, especie a la cual prestaríamos especial

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atención en nuestra salida y trataríamos de pescarla tanto con artificiales como con carnada natural.

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Junto a Martín partimos una mañana lluviosa hacia la ciudad correntina de Esquina, donde Matías tiene toda su operación de guía. Desde allí haríamos la bajada hasta el destino de pesca elegido. El relevamiento duraría dos días, pero las ganas que llevábamos eran para completar una semana íntegra.

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Cuando salimos desde la Ciudad de Buenos Aires cargábamos con la incertidumbre de no saber fehacientemente las posibilidades de pique, debido a que todos los días la naturaleza variaba el estado de los ríos y, en consecuencia, influía directa o indirectamente sobre las ganas de comer y el lugar donde lo harían los dorados. Todas estas dudas aumentaban cada vez que sentíamos la fuerza de la tormenta que nos acompañaba mientras transitábamos una bastante deteriorada ruta provincial N° 6.
Los equipos
Llevábamos en la camioneta una cantidad importante de equipos de pesca, que los podíamos dividir entre los que utilizaríamos para probar con señuelos y los que usaríamos para la pesca con carnada natural, que podría ser morena viva o cascarudo.
Nota publicada en la edición 516 de Weekend, septiembre de 2015. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
04 de septiembre de 2015
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