Tenía los ojos cansados de tantas pleamares, la voz semejante a una roca carcomida por el viento, y cada palabra suya resonaba profunda. Cuando la ola golpea y hace espuma en esas piedras es señal que hasta mañana no podremos embarcarnos, así nos explicaba el guía su natural mareógrafo, comprobado por los años de arriesgarse solo en la secreta y fértil concavidad de la bahía.

Pesca: dónde ir por buen pique este fin de semana l6z4f
Así empieza una nueva edición de Relatos a cielo abierto, te invitamos a escucharla por Radio Perfil.
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