Secretos para navegar el Paraná 4b1o3v

Llegar al Paraná de las Palmas es realmente una proeza para los que recién se inician en las delicias de la navegación o para aquellos que sólo están acostumbrados, como se suele decir, a dar la vuelta al perro y transitar por lugares cercanos a la guardería. Otros estamos acostumbrados a recorrer el Paraná. Sin embargo, los recién iniciados, cuando se aproximan a su cauce se encuentran con que han tocado el cielo, que llegaron muy lejos. Pero con el tiempo se darán cuenta de que llegar al Paraná no representa una gran proeza, sino el hecho de surcar un río bastante ancho que tiene sus secretos: cuando está calmo, es un placer, pero cuando está picado, sobre todo cuando hay mucho viento, asusta. Y como digo, solo asusta, no representa un problema serio para el navegante si lo cruza con cuidado.
Como todo, el Paraná tiene sus secretos. ¿A qué me refiero con esto? A que debemos saber cómo navegarlo y no me voy a referir sólo a los principiantes sino a muchos expertos que se creen que lo son porque recorren mucho el Delta. 
Cuando digo que asusta es porque muchos no están acostumbrados a navegar con oleaje, pero enfrentarse a una situación de oleaje no quiere decir que sea grave. Simplemente, que puede parecer un poco difícil de atresar y atemorizarse, pero muchas veces ese temor es el que sienten los que nos acompañan, principalmente porque no tienen experiencia en este tema.

Primera aproximación 321s3p

Otra cosa que debemos saber es cómo aprovechar o tratar de disminuir la gran fuerza de la corriente. Primero vamos a hablar de las olas en el Paraná: si queremos que los que nos acompañan lo sigan haciendo en futuros viajes, vamos a tener que brindarles la mayor de las comodidades y evitar que sufran cualquier tipo de temor o de percance. Sino, sin dudas, no los volveremos a tener de pasajeros. 
Vayamos al grano: en el Paraná vamos a utilizar como ejemplo de cruce la navegación desde el canal Gobernador Arias al Sur, hacia el canal Gobernador de la Serna, al Norte.

Figura 1: El brazo Paraná de las Palmas en nuestra zona está orientado de Este a Oeste. Los vientos en general pueden venir de distintos cuadrantes. Esto significa que pueden soplar del Norte, Sur, Este u Oeste, o de alguna de las variantes de los 360°. No vamos a hablar de cada uno de los ángulos pero sí vamos a hacerlo de cuando el viento sopla según los puntos cardinales.

Figura 2: Si no hay viento y está calmo, como generalmente lo está, podemos cruzar directamente en línea recta sin problemas.
Si el viento viene del Este, se va a contraponer con la corriente y va a intentar frenarnos –el Paraná siempre tiene corriente hacia el Río de la Plata–. En este caso, el oleaje va a ser importante ya que el viento tiene mucho recorrido, porque nada lo interrumpe, lo que ayuda a que se produzca una marejada importante al querer parar la corriente.
Si el viento viene desde el Oeste lo hace en el mismo sentido de la corriente, es difícil que haya mucho oleaje aunque, si es muy intenso, podría haberlo ya que también tiene mucho recorrido libre.
Considerando que la mejor situación para tomar las olas es con la popa (lo que se llama barrenar la ola), a veces también hay que hacerlo de proa. En ese caso, lo haremos con la amura, es decir los 45º de la proa, de una u otra banda y no por la proa porque ello hará que embarque agua o que la barca golpee mucho. A veces la dirección que se desea tomar no es la más adecuada por lo que habrá que poner un rumbo que quizás no convenga, pero será beneficioso en cuanto a la comodidad.

Viento y más viento 1q6l3q

Acá viene el tema: ¿Qué hago? ¿Cómo lo cruzo? Seguramente va a ser en diagonal, la mayor marejada normalmente está en el centro del cauce, que es donde se encuentra la mayor profundidad. La menor marejada está en las orillas.
Lo correcto es hacer que la ola me tome por la banda, es decir, por el través, ya que me va a hacer rolar en forma significativa. Entonces lo de la figura 2 ya no corre.
Figuras 3 a 6. Lo que hay que ver entonces es para dónde van las olas y tratar de ir aguas abajo o arriba. Si quieren decir para la derecha o para la izquierda, no hay problemas, lo fundamental es cruzar en diagonal, buscando la mejor forma de tomar las olas como se explicó antes: por la popa o con cualquiera de las amuras.

Si, en cambio, el viento viniera del Norte o del Sur, en general no hay mucho problema porque la distancia que recorre no es mucha. Pensemos que en esta zona ronda los 600/700 metros de ancho, lo que no le da tiempo a formar grandes olas. En esos casos conviene navegar cerca de la costa de la que proviene el viento.
Para hacer un resumen, si la pregunta es si es realmente peligroso, la respuesta en no. ¿Puede dar vuelta la lancha? No. Pero lo que sí, hay que navegar con cuidado, despacio y tratar de ir subiendo y bajando las olas en forma tranquila. ¿Va a entrar agua? Sí, casi seguro, y acá es importante tener la bomba de achique en condiciones. Nunca dejar el agua dentro de la embarcación. Eso si es muy peligroso. Una lancha a la que le entra agua se hunde irremediablemente. Este ya no es un problema de saber navegar o no, es inconciencia.

Ultimas precauciones 462b1a

El segundo aspecto sobre el que me voy a referir es el de la corriente. El Paraná tira con una corriente de entre 3 y 5 nudos, lo que afecta la velocidad y el consumo para largas travesías. Ese en un aspecto importante a considerar. Para ello debemos saber que, cerca de las costas, la velocidad del Paraná es menor que en el centro del cauce, donde hay mayor profundidad. No es un tema menor a considerar.
Si quiero aprovechar la corriente, es decir vengo de bajada y quiero tener más velocidad, me voy a tirar siempre hacia el medio del canal ¿Por qué? Porque donde hay más profundidad hay más velocidad de la corriente, y si voy de subida y no quiero tener la influencia de la corriente en contra, lo que tengo que hacer es tratar de navegar lo más pegado posible a la costa, que es donde hay menos corriente. Siempre recordemos que si una embarcación puede navegar fuera del canal, así debe hacerlo. Finalmente, sepamos que los barcos de ultramar no pueden frenar y muchas veces no nos ven, aunque sí nosotros a ellos. Y es sabido que son ellos los que tienen la máxima prioridad.