En esta época del año, los cartuchos para escopeta se convierten en las vedettes de la actividad cinegética local. Y a pesar de que su uso se encuentra totalmente difundido, es conveniente repasar algunas consideraciones sobre ellos y –tal vez– informar a los que recién se inician. Comencemos por el calibre. Si tomamos, por ejemplo, el popular y difundido “12”, puede ser que nos preguntemos “¿12… qué?”. Y si miramos la tarjeta de consumo para el calibre entregada por el RENAR/ANMaC, veremos que se lo denomina 12 UAB.

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Bien, UAB significa “unidades básicas”, lo que en criollo quiere decir que si confeccionamos esferas de plomo del diámetro del cañón, se van a necesitar doce de ellas para conformar una libra. Si hicieran falta veinte esferas, el calibre sería 20 UAB. Rebuscado sin duda, pero es el sistema de medición para determinar los calibres de escopeta desde épocas inmemoriales.

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Sin embargo hay excepciones, ya que los cartuchos 36 y 32 también son denominados, respectivamente, 12 mm y 14 mm. Y el primero de ellos en su versión Magnum es conocido como .410 (en centésimas de pulgadas). Otra variante a tener en cuenta es el largo de la vaina. La mayoría tiene una longitud de 70 mm (2 1/2 inches), pero también existen de 65, 67,5 y 76 mm e incluso de 89 mm (3 1/2 inches).

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Otro parámetro que clasifica el cartucho, pero que en nuestro país no es generalmente contemplado, es el largo del culote metálico, que sí lo es en naciones europeas. Según la altura metálica del culote de una vaina o cartucho, se denomina como: Tipo 1 (8 mm), Tipo 2 (12 mm), Tipo 3 (16 mm), Tipo 4 (22 mm) y Tipo 5 (27 mm). Actualmente el gramaje del plomo y el número que indica el tamaño del perdigón son los datos más significativos a la hora de elegir un cartucho, y ello está directamente ligado a la presa que se desea abatir.
Los perdigones
Desde los primeros cartuchos se utilizaron para la caza perdigones de varios diámetros, esféricos y, generalmente, de plomo con una denominación numérica del 00 al 10, siendo el 10 el de menor diámetro y, lógicamente, el 00 el de mayor. Actualmente, en los Estados Unidos –en algunos parajes– y Europa es obligatorio el uso de metal degradable, que al ser más liviano obligó a modificar la tecnología del cartucho, como así también a cambiar el diseño y construcción de nuevos tipos de cañones. Esta obligatoriedad tiene como objetivo evitar la contaminación por plomo de los lugares donde se practica la actividad cinegética.
También se utilizan de plomo cobreado, para evitar la deformación y pérdida de la esfericidad a la salida de la boca del arma y ayudar así a la penetración sobre pelo y pluma. En un calibre 12 tradicional los pesos de las cargas de perdigones oscilan desde los 24 a los 42 gramos, este último poco empleado. De acuerdo con su tamaño y peso de la carga, la cantidad de perdigones es la siguiente: 24 gramos: 110 del 1, 130 del 3, 160 del 5, 270 del 7 y 530 del 9. Con 28 gramos: 128 del 1, 150 del 3, 186 del 5, 316 del 7 y 618 del 9. Con 32 gramos: 146 del 1, 170 del 3, 212 del 5, 362 del 7 y 706 del 9. Con 36 gramos: 164 del 1, 190 del 3, 238 del 5, 408 del 7 y 794 del 9.
Y para terminar este breve repaso sobre cartuchos de escopeta, es conveniente tener presente algunas recomendaciones: conserve los cartuchos en condiciones ideales de temperatura (20 ºC y humedad 60 %, y preferentemente en lugar aislado y ventilado), no deje tiradas las vainas en el campo, de ser posible utilice tacos biodegradables y compruebe que la recámara de su escopeta coincida con la longitud de la vaina del cartucho que use (70 mm o 76 mm los más habituales). Puede ser grave la no coincidencia de ambas medidas, ya que si el largo del cartucho excede la recámara, puede haber una sobrepresión excesiva.
Nota completa publicada en revista Weekend 537, junio 2017.
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