De cuerpo alargado, robusto, ligeramente comprimido, cubierto con escamas diminutas y con una línea lateral bien evidente. El magrú, más conocido como la caballa, es uno de los peces más requeridos como carnada. Antes era sinónimo de pescas en la costa atlántica pero, de un tiempo a la fecha se ha convertido en un cebo muy rendidor en las lagunas, principalmente en todos los espejos del sur bonaerense. Muy aceitoso, atrae a pejerreyes en las lagunas y es un imán para escardones, cornos y grandes panzones. La variada se suele tentar también, solo o acompañando a otra carnada como al camarón. En este caso, el magrú utilizado de esta forma le va a aportar a la carnada movilidad y el aceite va a servir como atrayente natural, por lo que tenerla como opción en la salida de pesca es una muy buena alternativa.

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En los distintos proveedores de carnada, hoy es muy fácil conseguir los filetes envasados al vacío, muy cómodos y que nos permiten no ensuciarnos ni llenarnos de olor a pescado antes de salir al ámbito elegido. Pero, si no encontramos esta carnada así y sólo esta la chance de llevarlo enteros, hay algunos tips a tener en cuenta.

Refresca y se afirman los surubíes en Empedrado 52w3h

Uso y conservación de las carnadas para pejerrey 62142
El magrú se filetea y se pone en un recipiente con sal para un procedimiento que permitirá que nos dure casi una temporada completa. Se ponen los filetes en capas, separándolos con sal entrefina entre uno y otro. Debe cubrirlos, pero no en exceso. Al terminar este proceso, se le debe poner arriba una placa de madera y un peso encima. De esa manera la carne, en o con la sal, despedirá la mayor cantidad de agua posible. Esto, se lo debe tapar y dejar durante 72 horas. Ese líquido que despide, servirá para guardar al magrú. Algunos le agregan un poco de agua, muy escasa, cuando se prepara, como para ayudar a que se forme esa salmuera.

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A la hora de encarnar, en el lugar de pesca siempre es conveniente rebajarlo, de manera de que pueda darle movilidad al engaño, siempre dejando algo de carne, pero no en exceso. Algunos prueban teñirlo, con colorante de repostería, sumando una alternativa más para una carnada que no puede faltar en la encarnadera de un pescador.
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