Sunday 25 de May de 2025
NATURALEZA | 09-01-2024 14:00

La vuelta de los coipos al Parque Patagonia 2c4x1x

El coipo, que habita en distintos tipos de humedales de la Argentina, volvió al sur del país luego de un tiempo de persecución indiscriminada. Entérate de cuáles son las ventajas de su reintroducción. Ver galería de imágenes 612p4x

De aparente parentesco con la nutria o el castor, pero se sabe eso de que “las apariencias engañan”, el coipo, es un roedor que hasta no hace muchos años abarcaba gran parte del territorio argentino. Décadas de persecución indiscriminada originada por supuestos desastres que producían en la degradación del entorno ambiental trajeron la retracción de su distribución, despareciendo de muchos sitios donde antes su presencia era muy común.

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En los años ´60  fue acusado de exterminar parte de las especies de flora de los pastizales y provocar daños en la actividad ganadera. Sumado a esto, la introducción del visón, un carnívoro “compañero”, voraz que preda sobre crías y adultos, contribuyó también a su mala fama y fue así que el coipo no terminó de restablecerse en algunas regiones, como el noroeste de Santa Cruz, donde había desaparecido casi por completo; en el cañadón Caracoles, del río Ecker y de la cuenca alta del río Pinturas, por ejemplo, donde además se veía amenazado por la subsistencia poco armoniosa con su par. En la Patagonia se dio un fenómeno muy particular. A diferencia de las regiones del centro y norte de Argentina, donde los humedales son abundantes y están conectados entre sí, en la aridez de la estepa patagónica estos ambientes son escasos y en general se desarrollan en forma aislada unos de otros.

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La realidad es que este roedor semiacuático de gran tamaño (llega a pesar hasta 7 u 8 kilos) endémico del sur de Sudamérica, herbívoro, y que puede dar a luz entre 4 y 6 crías, no tenía tamaña responsabilidad. Si bien por su similitud se lo ha confundido con la nutria o el castor, no están emparentados: el coipo es un roedor y la nutria es un carnívoro, y tienen distintos intereses sobre el ambiente. Los de los coipos parecen no ser destructivos, todo lo contrario, al parecer le facilitan la vida a especies de aves como la gallineta. Evaluar su efecto sobre las poblaciones de gallinetas, seguramente, fue uno de los aspectos más importantes de este proyecto de reintroducción. Un grupo de científicos trabajan para conservar ecosistemas completos y recuperar las poblaciones de este roedor, pieza clave en la arquitectura y equilibrio del ambiente semiacuático en Patagonia.Y es que, esos caminos o claros que el coipo va abriendo en la espesa vegetación permiten el ingreso de luz en los sectores más espesos de juncal, aumentando la diversidad de vegetación acuática e invertebrados. Estos claros que son como extensas galerías, son también utilizados por la gallineta austral, y otras especies, para desplazarse. Al haber mayor presencia de invertebrados, por ende aumentan las probabilidades de alimentación, ayudando a aumentar la población y distribución de esta pequeña ave que se encuentra amenazada en Argentina. Después de realizar relevamientos y constatar su presencia del coipo en la zona de río Deseado, se debió estimar el número que habitaban la zona y definir una tasa de extracción conservadora y adecuada para no afectarlos y recomponer la biodiversidad. Diversos organismos ambientalistas del mundo y de la Argentina estudian hoy las ventajas de reintroducir estos animales salvajes en estos ambientes.

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Los primeros individuos translocados fueron capturados en trampas,  jaulas cebadas con pellets y verduras. En la primer etapa, se capturaron dos machos y dos hembras, que fueron trasladados hasta un extenso juncal del cañadón Caracoles. Se les colocó un collar que emite una señal de radio para su monitoreo y durante 15 días se los controló en unos corrales de presuelta previo a su liberación. Estos cuatro animales liberados fueron adaptándose muy bien a su nueva residencia. El monitoreo a través de cámaras trampa y telemetría mostró que se encontraban en buena condición corporal, alimentándose por si mismos de plantas acuáticas y semiacuáticas y explorando poco a poco el extenso juncal de la estancia El Unco, en el cañadón Caracoles del Parque Patagonia.

Esto  animó a los científicos a seguir con el proyecto. Por su parte, los animales ya construyeron las primeras plataformas de vegetación sobre los juncos, donde pasan mucho tiempo alimentándose, acicalando su denso pelaje para que los protege del frío, e incluso copulando.

Poco a poco, el retorno de especies como el coipo hacen que el Parque Patagonia recupere las intrincadas y ricas relaciones entre el ambiente y su vida silvestre.

Fuente: Fundación Rewilding Argentina

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