Cada momento, cada etapa del ciclo de pesca tiene lo suyo. Nunca nada es igual. Y en el caso del cierre de temporada, además de la buena pesca, destacamos los colores. Los amarillos, ocres y rojizos del paisaje, acompañados por los de las truchas que, en algunos casos, adquieren una pigmentación digna de la paleta cromática de un pintor expresionista o de arte pop.
Viajamos en esta oportunidad a Chubut, invitados por la Secretaría de Pesca y la Dirección de Turismo Municipal de Esquel y Aldea las Pampas para asistir al acto oficial de cierre de temporada a llevarse adelante en esa pintoresca localidad. Y aprovechando la visita hacer un recorrido de ambientes y sondear sus bondades en la última etapa del ciclo truchero.
Decomisan 26 truchas obtenidas con tarros artesanales de pesca 1k694q
Laguna Larga 6i3m50
Comenzamos pescando la laguna Larga con Ale Taravello y Fede Aimaro, dos entusiastas, apasionados y buenos guías de pesca. La laguna Larga es un espejo que queda a unos de 50 km de Esquel y menos de una hora de camioneta. Sólo tiene truchas marrones –algunas de muy buen tamaño–, pero hay que encontrarlas y lograr seducirlas.
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Partimos del muelle de Laguna Larga Lodge y recorrimos a remo sectores donde podrían merodear las truchas como juncales, orillas y largos tramos de la Bahía del Quemado, que a esta altura del año presentaba un bajo nivel de aguas, sin tener piques, ni seguimientos, ni ver ninguna. Esto nos llevó a buscar a los peces más abajo. En los equipos de potencia #6 pusimos líneas algo más densas, con líderes no muy largos, del orden de 1,5 m, así la mosca baja al ritmo de la línea. En cuanto al tippet, se puede usar algo más grueso aprovechando la menor visibilidad de la hondura, por ejemplo un 1X y hasta un 0X. De esta manera y con estrímeres de buen volumen y silueta (bocados bien apetecibles), pudimos concretar capturas de hermosas y combativas marrones en ambos botes. Las moscas que mejor rindieron fueron: una Intruder violeta lastrada, una Muddy Buddy oliva y negra y una Sex Dungeon marrón articulada. Las truchas estaban más abajo, tanto de la costa este como de la oeste, que es más escarpada y donde volvimos a tener capturas con similar estrategia. Todas las truchas con una marcada pigmentación y un excelente estado físico.
Exitosa campaña de desove en lago Engaño 6y4m72
Río Futaleufú 733e5b
Para el segundo día, luego de una reparadora estancia en el hotel Sur Sur Patagónico, encaramos la pesca de río en un clásico de la zona, el Futaleufú. Bajamos los botes a la altura de la RN 259 Km 63, en cercanías de la corredera de Toro. Y empezamos actuado desde el bote y lanzando hacia las orillas para luego desembarcar y vadear.
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Los equipos de mosca recomendados aquí son los de potencia #6, aunque en ocasiones se puede bajar a un #4 o un #3 inclusive y disfrutar a pleno de las buenas truchas de este río que van de los 600 gramos al kilo y medio, y más también con peces cada tanto de categoría trofeo. En cuanto a líneas, pueden ser de hundimiento de distinta tasa o de punta de hundimiento (sinking tip) para pescar en cierta profundidad con estrímeres montados en anzuelos sin rebaba #6 y #8 cómo Matuka, Zonker, Egg Sucking Leech y variantes de la efectiva Woolly Bugger. En los sectores más arremansados del río es dónde se acumula el alimento y se forman las frecuentes líneas de comida que se notan en superficie, es muy efectivo lanzar ahí con líneas de flote y ninfas con indicadores de pique (strike indicators), ya que son lugares muy patrullados por truchas oportunistas, que en esos puntos y con esas condiciones atacan lo que sea sin demasiado reparo ni selectividad. Con líneas de flote y una Stimulator grande, una Grass Hopper, o las de foam como Fat Albert o Chernobyl Ant pueden ser buenas para tentar y hacer subir a una buena trucha.
Un río notable, con muchas alternativas de pesca y buenas sorpresas, que nos brindó unas cuantas acciones y varias capturas, que rindió en diferentes modalidades, con preeminencia de truchas arcoíris en esta oportunidad. Coronamos esta pesca con un exquisito almuerzo gracias a la hospitalidad de Tomas Beale.
Río Pico y Lago N° 5 2he
Otra de las jornadas de este viaje con base en Cabaña Las Pampas en Aldea Las Pampas, la dedicamos a pescar el río Pico con guías de la talla de Andrés Muller y Martín Gallo Argerich. Caminamos vadeando el cauce con líneas de flote y moscas secas, y como venía bastante alto, rápido y con aguas un poco revueltas después de una lluvia de otoño, resolvimos agregarle una punta de hundimiento (un polyleader) al conjunto y atar pequeños estrímeres. De esta manera pinchamos un par de marrones y alguna que otra arcoíris por la mañana. Y a la tarde nos trasladamos hasta el Lago N° 5, donde Martín se lució con una muy linda marrón en el flat y Andrés con una Fat Albert capturó la mejor arcoíris de la jornada.
Lago Engaño 4t6s43
La pesca en el lago Engaño es exclusiva de fontinalis, la única especie que tiene esa cuenca. Fuimos acompañados por Pablo Buono, Rudy Murúa y Nacho Tascón de Pesca y los periodistas Horacio Pascuariello y Juan Carlos Tano Iamarino con el propósito de pescarlo de costa vadeando. La fontinalis es la trucha menos frecuente de nuestra Patagonia y tal vez la más vistosa por el diseño de sus manchas, sus aletas ribeteadas de blanco, su boca negra y por sus intensos colores acentuados hacia el otoño, momento que se aproxima la fresa. Se trata de una trucha gregaria, que prefiere las aguas bien frías de las profundidades y los arroyos de deshielo. En esta oportunidad caminamos hasta los desplayados de la costa oriental, ya que se suele acercar a esas playas hacia fin de temporada. Y comenzamos los intentos vadeando en sectores de baja profundidad tanto con líneas de flote como sinking tip, en varas de potencia #6 rápida o #7. También probamos en una de las cañas con línea de hundimiento de 250 grains, líder de 6 pies y tippet de 1X. Y fue con esa y una String Leech marrón y naranja que logramos la primera captura. A partir de ahí cambiamos todos por líneas de hundimiento a pesar de la poca hondura. Evidentemente estaban bien pegadas al fondo y, al no haber enganches en los desplayados, se podía actuar con las moscas bien abajo. Los bocados habituales de las fontinalis son los propios alevinos de la especie, puyenes y scuds. También las ninfas de caddis y tricópteros.
En esa dirección debe ir la elección de las moscas a atar para seducirlas. Hay fontinalis de buen tamaño aquí, de 25 pulgadas (63 cm) o más. La estrategia de pesca consiste en lanzar desde la costa hacia la profundidad, dejar hundir un poco y empezar a estripear buscando el ritmo y la cadencia óptimos. Según nuestra experiencia, en días más cálidos estripear lento funciona o también venir lento y acelerar. Y en jornadas frías –como la que nos tocó esta vez– recoger sostenido y rápido dio buenos resultados.
Más de un doblete logramos en este buen pesquero con el plus de que, como la hondura es poca, la fontinalis, acostumbrada a buscar profundidad en su batalla defensiva, producía fuertes corridas laterales. El viento pegaba fuerte y dificultaba el casteo pero ese mismo batido de la marejada, seguramente hacía que el agua se oxigenara, se moviera el alimento de entre las piedras, y allí estaban las fontinalis activas y buscando algún bocado. Además el oleaje y el día nublado nos hacían pasar más inadvertidos. Dificultades para pescar y para permanecer en el agua, que en el fondo terminan siendo ventajas. Muchas veces ocurre que la meteorología desapacible viene con grandes recompensas. Lo importante es persistir e insistir a pesar de los ásperos climas patagónicos.
Las truchas son las mismas siempre, durante todo el año, pero cuando alcanzan su madurez sexual, previa a la fresa, sacan a relucir sus mejores galas en ese juego de seducción, que no sólo excita a sus congéneres del sexo opuesto, sino que asombra y cautiva también a los pescadores. Cómo el sol, que es el mismo durante todo el día pero cuando se pone rojizo y exultante, durante el ocaso, no deja de sorprendernos y maravillarnos en grado supremo.
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