El fascinante acuario de especies autóctonas del Club de Pescadores 415a6e

Darío Calveri, el hombre del acuario, como hemos dado en llamarlo, cuida celosamente de “su templo” compuesto por 64 peceras. Antes de dedicarse a él era afecto a los pájaros y los perros, pero un día quién se ocupaba del mantenimiento se alejó de sus funciones. Ahí fue donde le ofrecieron ocuparse del lugar, lo que al principio se negó por su desconocimiento, pese a que había casi nacido en la institución y era un pescador más. Finalmente, aceptó y de la nada se fue introduciendo en el estudio de cada pez, sentándose por horas ante una pecera, observando y leyendo sobre esa variedad en particular, tomando nota de su comportamiento, alimentación, enfermedades, temperatura del agua.

Así, producto de su observación y el afecto que le fue tomando a ese entorno tan particular, se fue convirtiendo en un especialista no matriculado. Las distintas especies mayormente son aportadas por los socios que le acercan sus capturas, y algunas otras que fueron incorporadas de manera foránea.

Aprendió a medicarlos en enfermedades, particularmente en aquellas que producen los cambios de temperatura del agua: algunas en otoño e invierno necesitan un calefactor y otras, luego de un filtrado artesanal de agua corriente, a temperatura acorde. También se suman las especies anádromas, o sea aquellas que se pueden mover tanto por aguas dulces como saladas.  

Conviven en los distintos estancos, ejemplares con escamas y de cuero, como dorados, pejerreyes, dientudos, distintas variedades de bagre, patíes, armados, bogas, pacúes, viejas de agua, chafalotes y hasta tortugas. Es tanto el profesionalismo de Darío que ha logrado en un rincón, en penumbras y convenientemente provisto de vegetación, que se reproduzcan mojarras y “tosqueros”.

A cada pez se lo alimenta de distinta forma, a los cazadores se les da alimento vivo y a otros filetes de pescado y alimento balanceado. La mayor satisfacción que le brinda a nuestro hombre del acuario, más allá del diario convivir, es la famosa Noche de los Museos donde el acuario se encuentra en el recorrido a partir de las 20:00 y hasta las 2:00 de la madrugada; muestra con gran entusiasmo el comportamiento de sus peces, fundamentalmente a los más chicos por quienes siente debilidad por enseñarles.

Cuando el Club de Pescadores lo invite, no pierda la ocasión de introducirse en el mundo mágico de los peces, acondicionados como si fuese su hábitat natural con luces que ornamentan de manera tan particular el santuario. La seducción por este lugar es mucha, ya que se cuentan por millones quienes en sus hogares tienen su pecerita, con ejemplares de alto costo o con aquellos que fueron capturados en salidas de pesca.