Los faros de piedra son típicos de la costa croata. En algunos se puede pernoctar. Foto: Anita Arneitz/dpa Foto: DPA. 3f5l4w
Sobre la antigua traza ferroviaria de Parenzana se montó una senda para ciclistas a través del verde paisaje. Foto: Anita Arneitz/dpa-tmn Foto: DPA. 1o1z36
El valle del río Mirna es el paraíso de las trufas. Foto: Anita Arneitz/dpa-tmn Foto: DPA. 671jv
Una de las más bellas rutas ciclistas de Croacia atraviesa la aldea de artistas de Groznjan. Foto: Anita Arneitz/dpa-tmn Foto: DPA. 3l2z16
En el puerto de Hvar amarran los yates de lujo. Foto: Anita Arneitz/dpa-tmn Foto: DPA. 1g6u3e
El discreto encanto de Croacia, mucho más que playas 1wm4x
Tiene mucho más que ofrecer que solo playa y mar. La naturaleza es variada y uno puede mantenerse alejado de las masas. Aquí, siete consejos para viajar por el país balcánico. 6iy2k
Croacia tiene mucho más que ofrecer que solo playa y mar. La naturaleza es variada y uno puede mantenerse alejado de las masas. A continuación, siete consejos para viajar por el país balcánico.
Gorski Kotar: la región montañosa de Gorski Kotar en el noroeste de Croacia es una de las últimas áreas silvestres de Europa. Aquí los osos pardos, los lobos y los linces disfrutan de tranquilidad. Para mantenerlo así, se
ha dispuesto de un turismo poco agresivo. En el área protegida del Parque Nacional de Risnjak, los visitantes no deben abandonar los senderos o pueden seguir la ruda de bicicletas de montaña. Unos 600 osos vagan por la región montañosa, pero es poco probable encontrar uno por casualidad. Los fotógrafos de la región conocen buenos escondites y permanecen al acecho con teleobjetivos.
Otra opción es tomar un desvío al pueblo de Kuterevo, más al sur, donde unos amantes de los animales han establecido allí un santuario para los cachorros huérfanos de oso marrón.
Parenzana: un desvío al pueblo de artistas de Groznjan es todo un reto. En el lugar donde desde el año 1902 a 1935 el ferrocarril de Parenzana se abría paso a duras penas por las verdes colinas del interior hasta la
costa, hoy los ciclistas disfrutan de su recorrido. La antigua línea ferroviaria de Trieste a Porec se ha convertido en
uno de las más bellas rutas para bicicletas de Croacia. Son 78 kilómetros que atraviesan la península de Istria, pasando por pueblos medievales de montaña, paisajes toscanos, tabernas rústicas y antiguas estaciones de tren imperiales.
Parque Nacional Krka: algunas de las populares películas basadas en los libros del escritor alemán Karl May sobre indios y vaqueros, con personajes como Winnetou y Old Shatterhand, se rodaron en este parque nacional. El sonido de cine es proporcionado ahora por el murmullo de los ríos Krka y Cikola en muchos lugares del parque nacional. Tranquilo en el mirador situado en lo alto de la cascada Roski Slap y atronador en la de Skradinski Bus, de 45 metros de altura y con 17 caídas de agua, que la convierten en la estrella entre las siete cascadas del parque.
Caza de trufas en el Valle de Mirna: un kilo de la noble trufa blanca (tuber magnatum pico) está disponible desde unos 1.000 euros (1.120 dólares). El precio tiene sus razones: En primer lugar, este tipo de trufa no puede ser
cultivada, y en segundo, crece exclusivamente en dos lugares del mundo, en el norte de Italia y en Croacia. En 1999, el cazador de trufas croata Giancarlo Zigante encontró un tubérculo de 1,31 kilogramos, lo que le valió la inscripción en el Libro Guinness de los Récords. En 2018, una trufa negra de verano le siguió con unos impresionantes 4,87 kilogramos.
Tales ejemplares excepcionales son a menudo olfateados por las sensibles narices de los perros alrededor de Motovun en el tranquilo valle de Mirna. El bosque de la pequeña ciudad es uno de los tres últimos bosques ribereños mediterráneos de Europa y está bajo protección. Aquellos que quieran probar suerte con los tubérculos pueden acompañar al bosque a los cazadores de trufas autorizados. En las fábricas, las trufas pueden ser probadas y compradas para el hogar.
La famosa Isla de Hvar: en su puerto se alinean los yates de lujo. Ya desde la Antigüedad, la isla dálmata ha tenido una importancia estratégica para los marineros, lo que trajo poder y riqueza. Pero la isla también tiene otro lado. A unos doce kilómetros del casco antiguo, sobre la bahía de Milna, se encuentra el pueblo deshabitado de montaña Malo Grablje.Durante mucho tiempo, las familias vivieron allí en las montañas cultivando lavanda y vino. Pero en el siglo XIX, los incendios destruyeron las plantas y las plagas destruyeron las vides. La base de la economía se rompió y 180 personas hicieron sus maletas y se trasladaron a la costa, donde era más fácil ganar dinero con el
turismo. Las casas de piedra, la iglesia y el molino de aceite están abandonados. Las escaleras no llevan a ninguna parte, los árboles crecen en las habitaciones. Un lugar de retiro y desconexión.
Vía Adriática: senderismo con vistas al mar, de esto se trata el último tramo croata de larga distancia Vía Adriática, que va desde Istria en el norte hasta el centro turístico de Dubrovnik en el sur por la costa. Hasta ahora, solo un puñado de excursionistas han cubierto toda la ruta de 1.100 kilómetros. Los que quieran seguirlos necesitan 50 días. La mayoría de los excursionistas optan por etapas individuales y más cortas con un guía que conoce la zona. Hay pocas cabañas a lo largo del camino. Por lo tanto, es aconsejable llevar su propia comida o planear pasar la
noche en un pueblo cercano.
Una noche en el faro: la costa de Croacia mide más de 6.000 kilómetros. Para que los marineros y pescadores pudieran encontrar el camino seguro al puerto entre las rocas y los arrecifes se construyeron muy pronto numerosos faros. Aunque ahora hay modernos satélites de navegación, las señales todavía dan orientación a los navegantes. Algunos de estos alojamientos todavía están habitados, otros han sido convertidos en casas de vacaciones, por ejemplo en Savudrija. Como una de las balizas más antiguas y septentrionales del Adriático, esta
torre sigue en funcionamiento. Mientras los veraneantes están en la playa, el farero se encarga de la tecnología y cuenta las leyendas.
En Savudrija, el Conde Metternich, Canciller del Imperio Austriaco, hizo construir la torre en 1818 para él y para una dama croata de la que se había enamorado en el Baile de la Ópera de Viena. Pero antes de que se terminara el faro, la adorada murió. El conde nunca puso un pie en el edificio, pese a lo que sin embargo se dice, que su espíritu ronda por el lugar. De todos modos, pasar la noche en un faro sigue siendo una experiencia muy romántica.
dpa
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